La saga del hombre cambiante continua con un punto y aparte tras la conclusión del ciclo previo y un capítulo de adaptación por parte del protagonista a su nueva realidad.
SHADE VOLUMEN 14 de Milligan, Buckingham y Phillips: ***1/4
El clímax del episodio cincuenta ha servido para redefinir y en parte aligerar la serie, que de provocativa y arriesgada se comienza a tornar en un tratado sobre el dolor y la madurez, cosa que sin llegar a ser negativa en absoluto dentro de los derroteros explorados por Milligan, conlleva un descenso considerable de sorpresa y peor todavía, trae consigo el coqueteo con elementos de tono familiar y ajeno extraídos de la gran serie que definió Vértigo en los noventa; SANDMAN. Estas referencias (un diablo con encanto y aspecto educado o una biblioteca infinita de libros no escritos por ejemplo) solo sirven para acotar el atrevimiento del guionista en función de ciertas temáticas de éxito alejadas del concepto que SHADE había venido manejando con maestría desde su inicio. Sin embargo, el talento del escritor es suficiente como para que los personajes crezcan y maduren frente al lector, consiguiendo que sus decisiones y nuevos devenires resulten interesantes y congruentes con todo lo que han vivido. Buckingham se instaura como lápiz estrella acompañado de Phillips y aportaciones de Michael Lark que suavizan la línea a tono con la dulcificación del conjunto. Mantiene el interés pese a todo lo dicho.
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