jueves, 25 de noviembre de 2010

Cine: Pesadilla en Elm Street 2010

Si con motivo de 30 DIAS DE OSCURIDAD 2 hablaba de las secuelas sin criterio, con el remake del ya clásico film de Wes Craven perpetrado por la factoría Bruckheimer no me queda sino aborrecer de esta tendencia, que quema sus últimos cartuchos rebuscando en el cajón de los recuerdos para decepcionar a todos los niveles con guarrerías de diseño como esta.

PESADILLA EN ELM STREET 2010 de Samuel Bayer: 0

La displicencia y poco respeto que se muestra hacia el género en el mainstream hollywoodiense actual resulta casi ofensiva e insultante para el aficionado al terror y fantástico de raza. Si los sempiternos ochenta fueron el caldo de cultivo de gozosos títulos que han trascendido la barrera del tiempo para quedarse a vivir en la trastienda del séptimo arte a modo de pequeñas piezas de culto (POSESIÓN INFERNAL, HELLRAISER), no es menos cierto que algunos títulos de la década previa pasaron a convertirse en clásicos del terror por derecho propio. Títulos que de un tiempo a esta parte no escapa ni uno solo de ellos a revisión, como HALLOWEN (acreedora por otro lado de una más que estimable versión de Rob Zombie) o LA MATANZA DE TEXAS (idem, con precisamente el apoyo de los testosterónicos Michael Bay y Jerry Bruckheimer, que dan pie al producto que me ocupa).

Pero cuando los remakes actúan como mera puesta al día sin elemento alguno de interés, como la descafeinada y predecible VIERNES 13 (también obra del dúo dinámico de la acción) o el nuevo AMITYVILLE, la cosa deja de ser un refrescante lavado de cara (LA CASA DE CERA de Collet-Serra como cinta corolaria) para convertirse en una ristra de tópicos sin pies ni cabeza (ejemplos a patadas; TERROR EN LA NIEBLA o ASALTO A LA COMISARÍA DEL DISTRITO 13, que eran prácticamente insultos a Carpenter), donde la taquilla del primer fin de semana prevalece como motivo único de su realización y se ensambla el producto entero únicamente con esas miras comerciales en mente. Con este motor creativo poco más se puede decir al respecto.

Así pues, el nuevo Freddy Krueger resulta ser el ejemplo perfecto de la nada, de la vacuidad narrativa más aséptica y plúmbea. Todos los adjetivos descalificativos que sugieran desidia y desgana pueden aplicarse a la película en cuestión sin temor a resultar exagerados. Carrusel de clichés efectistas, sucesión de tópicos sin imaginación, impostadas actuaciones de opereta y demás elementos a introducir en una coctelera donde la chapuza digital quiere hacer olvidar la cuidada artesanía pretérita, donde la puesta en escena inteligente y a fin de cuentas la profesionalidad cinematográfica se sustituye por sugerencias y encuestas rellenadas por adolescentes que indican cada cuantos minutos ha de haber un susto de pacotilla en pantalla que permita meter mano a la chavala de la butaca de al lado. Y lo peor de todo es que resulta aburridísima con apenas 90 minutos de duración.

En resumidas cuentas, un cero, pero no un cero cualquiera, no. Un cero patatero.

4 comentarios:

  1. QUIZÁS LO ÚNICO SALVABLE DE LA PELICULA SE JACKIE EARLY HALEY, GRAN ACTOR DONDE LOS HAYA,QUE A PESAR DE QUE LA PELICULA EN CUESTIÓN NO ES MÁS QUE UN INTENTO DE EXTENDER Y REJUVENECER LA SAGA,ACERCANDOLA A UN PUBLICO AHORA MÁS JOVEN QUIZÁS. APROVECHANDO EL TIRÓN DE OTRAS TANTAS

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  2. Si, Haley es bueno, pero aquí no tiene margen para hacer casi nada, por lo que su presencia es tan solo - algo de - caché para la cinta, igual que la presencia del desaprovechado Clancy Brown.

    Pero vamos, con dos menundencias no se salva un bodrio de esta categoría de la quema. Nunca mejor dicho! Jajaja...

    Saludos figura.

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  3. La verdad es que resulta increible lo insípida que resulta la película. Termina uno de verla y se pregunta: ¿Cómo han conseguido hacerla tan soporífiera?

    El caso es que no hay nada horrible, pero estupefaciente lo es un rato.

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  4. Casi es peor ese tufillo de "no vamos a hacer nada nuevo no sea que alguien se moleste", que al final deja el resultado en nada de nada.

    Lo dicho, para aburrirse un rato esperando ver algo decente que no llega ni a eso.

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