Ningún músico con unas mínimas aspiraciones estéticas ha definido tanto como Hans Zimmer el rumbo y concepción actual de la música de cine. No solo se ha adaptado continuamente al cambio, sino que lo ha avanzado, yendo por delante de unos compañeros de generación que se han mantenido siempre a remolque de las ideas de la generación anterior. Su trabajo para la cinta de Nolan lo demuestra sobremanera.
INCEPTION de Hans Zimmer: ****1/2
El acercamiento conceptual del músico resulta homólogo al planteamiento de la película, de una sencillez pasmosa, pero logrando cotas de virtuosismo pocas veces alcanzadas antes por su autor. Formalmente y por adscribir parcialmente la partitura a una corriente musical concreta, es el minimalismo de Glass y Adams el que pondera en el conjunto, pero Zimmer consigue dar un paso hacia delante en el empleo de esta corriente dentro de las imágenes, aunándose a ella su vertiente electrónica más depurada, sútil y efectiva, con resonancias a THE RING o la nueva franquicia de BATMAN. En términos de diseño sonoro, se logra de nuevo, tras la impresionante EL CABALLERO OSCURO, alcanzar la estratosfera de la creatividad, con la potencia indiscutible de pasajes como el que abre el disco; “Half remembered dream”, donde el aturdidor efecto de contraste entre el bellísimo e hipótico motivo de dos notas para teclados que ejercerá de central y la rutilante explosión de metales y percusión inmediatamente posterior, marcan a fuego desde su inicio la vocación dual de este trabajo, abordado en todo momento desde la premisa del “menos es más”.
Zimmer alcanza en cortes de acciòn como “Dream is Collapsing” o “Mombasa” el paradigma de la potencia y la sencillez. En el primero con la aparición destacada del guitarrista Johhny Marr – que imprime un fascinante halo de dinamismo subliminal a todas sus intervenciones – y cierto tono a la construcción polirrítmica glassiana, se elabora un ritmo absorvente y circular de magistral desarrollo. En el segundo la contundencia arrolladora de la percusión hibridada a una electrónica pulida hasta el infinito crece y muta de modo orgánico hasta erigirse en uno de los highlights del disco y una de las piezas de acción más impactantes de su autor hasta la fecha. El drama encuentra su desarrollo temático en “Old Souls”, una pista de gélida concepción, pero poso trágico y melancólico, aportando la guitarra de Marr y la alternancia de capas electrónicas de un modo tan sutil como acertado, dejando una sensación de inasible distancia y pérdida en el oyente hasta rematarla en un obsesivo crescendo final (en consonancia directa con el trauma del protagonista). El efecto al tiempo sosegante y turbador de esta vertiente temática se explotará al máximo en la pista más extensa del disco, la desoladora revelación final de “Waiting for a train”.
Con todo lo mejor se guarda para el final, con la pista “Time”, donde desemboca todo el proceso de articulación y contención emotiva previa, para explayarse con una de las cimas de su carrera y la pieza maestra de esta partitura. Un crescendo rítmico de una intensidad secuencial perfecta que alcanza un climax de emoción incontenible. Lejos de ser uno más entre este tipo de temas, “Time” deslumbra y destaca por encima del resto por su matización conceptual, por representar la cuadratura del círculo zimmeriano del desarrollo temático expuesto con inteligencia y sensibilidad. Cuando con un susurro se puede decir lo más importante, cuando la idea más simple lo es todo. INCEPTION supone mirar al horizonte desde el horizonte, apreciando la elaboración, impacto e inquietud artística de Hans Zimmer dentro de la industria como un logro descomunal, un nuevo paso adelante en la asimilación y sublimación de ideas rotundas, plenas de sentido y evolución temporal y estética. Un trabajo que marcará un antes y un después dentro de la música de cine contemporánea.
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